Fue a la entrada del pueblo de Ollantaytambo, cerca de Cuzco. Yo me había despedido de un grupo de turistas y estaba solo, mirando de lejos las ruinas de piedra, cuando un niño del lugar, enclenque, haraposo, se acercó a pedirme que le regalara una lapicera. No podía darle la lapicera que tenía, porque la estaba usando en no sé qué aburridas anotaciones, pero le ofrecí dibujarle un cerdito en la mano.
Súbitamente, se corrió la voz. De buenas a primeras me encontré rodeado de un enjambre de niños que exigían, a grito pelado, que yo les dibujara bichos en sus manitas cuarteadas de mugre y frío, pieles de cuero quemado: había quien quería un cóndor y quien una serpiente, otros preferían loritos o lechuzas y no faltaban los que pedían un fantasma o un dragón.
Y entonces, en medio de aquel alboroto, un desamparadito que no alzaba más de un metro del suelo me mostró un reloj dibujado con tinta negra en su muñeca:
-Me lo mandó un tío mío, que vive en Lima- dijo.
-Y ¿anda bien?- le pregunté.
-Atrasa un poco- reconoció.
█ El microrrelato Celebración de la fantasía fue escrito por Eduardo Galeano, y aparece en su obra El libro de los abrazos (1989).
[…] Eduardo Galeano: “Celebración de la fantasía“ […]
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Me gusta mucho Eduardo Galeano 😊
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Pues estás de enhorabuena, porque tengo en cartera publicar varios de sus microrrelatos.
Soy, también, desde siempre un lector agradecido de Galeano.
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Pues muchas gracias 🙂 Los leeré encantada… Tengo un par de libros suyos «El Libro de los Abrazos» … y el otro no recuerdo ahora, no sería mala idea retomar su lectura 🙂
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Lo harás… Lo haremos todos.
A mi entender, Eduardo Galeano siempre ha sido un referente, tanto por su compromiso en el aspecto literario como en el social y político.
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Me gusta el cuento solo que no muy entendible
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conectores de comparasion
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