Nunca habías oído hablar del camelopardo, ¿verdad? Pues te aseguro que existe, ¡y tú lo conoces!
Los antiguos griegos y romanos conocían a la jirafa, y como su lógica les hizo creer que se trataba de un animal cuyos padres serían un camello y un leopardo, lo denominaron precisamente así, camelopardalis, una palabra que a su vez provenía de la combinación de dos términos griegos: kamelos: que significa ‘camello’; y pardalis: ‘leopardo’, ‘pantera’. Así, camelopardo vendría a traducirse como ‘camello pantera’.
En Europa se vio por primera vez cuando el emperador romano Julio César la llevó a Roma en el año 46. Lamentablemente, él mismo se encargó de sacrificarla en un espectáculo circense, a manos de los leones.
Y aunque ahora lo llamemos jirafa y no camelopardo, la reminiscencia de esa expresión clásica aún pervive en su nombre científico: Giraffa camelopardalis.
Nota: En algunos textos, se ve escrito como cameleopardo.
¡¡Anda que curioso!! 🙂 No lo sabía 😀
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