
El color azul, una cuestión polémica en el siglo XVIII
“El joven azul” (o El muchacho azul), titulado originalmente «Blue boy«, es un cuadro pintado por Thomas Gainsborough (1727-1788) hacia el año 1770.
Obviamente, la elección del color azul como predominantes en esta obra no es casual. Muy al contrario, ha de verse dentro de la polémica que en aquellos años era muy activa. Veamos, para ilustrarla, lo que decía el presidente de la Academia Real, sir Joshua Reynolds, también pintor:
En mi opinión, debería observarse de forma indispensable que las masas de luz de una imagen sean siempre de un color cálido y suave, amarillo, rojo o blanco amarillento; y que los colores azul, gris o verde se mantengan casi por completo fuera de estas masas [de color], y sean usados sólo para apoyar y activar estos colores cálidos; y para este propósito, una pequeña porción de colores fríos será suficiente.
Para demostrar que el azul sí podía ser un color predominante, incluso en un retrato, Gainsborough —que antes pintaba preferiblemente paisajes— hizo El joven azul.
Cuando Reynolds vio el cuadro, escribió:
Todos esos arañazos y esas señales extrañas que, de mirarlos de cerca, son tan perceptibles en los cuadros de Gainsborough y que incluso a pintores experimentados les parecen más bien el efecto del azar que el resultado de una intención, ese caos, ese aspecto repelente e informe, por una especie de magia toma forma a cierta distancia, y todas las partes parecen ponerse en su sitio, de manera que podemos dejar difícilmente de reconocer el pleno efecto de la aplicación bajo la apariencia del azar, de la prisa y de la negligencia […] Hemos de convenir en que los toques cortados de Gainsborough han contribuido mucho a la ligereza de efecto que constituye una belleza notable de sus pinturas.
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