El Castaño Santo de Istán, testigo mudo de la Historia

Castaño Santo de Istán, en Málaga (España).
Castaño Santo de Istán, en Málaga (España).

Un castaño con historia, testigo a su vez de la Historia

El así llamado Castaño Santo de Istán se encuentra cerca de la población del mismo nombre, Istán, en la provincia de Málaga. Tiene un perímetro de 13,5 m y un porte impresionante, de lo que dan buena prueba las fotografías que muestran a las personas en relación al árbol. Aunque no es muy alto (unos 25 m), sus dimensiones son, en cualquier caso, muy notables: por ejemplo, la sombra proyectada por su copa sobrepasa los 500 m2.

Su edad ha permitido que en torno a él se hayan forjado historias y leyendas, entre las que a veces no resulta fácil discriminar lo real de lo fabulado.

Una de ellas cuenta que, antes de la batalla para tomar el fuerte de Pico de Armas, en 1570, las tropas del rey Felipe II, unos 4.000 hombres,  celebraron una misa bajo sus ramas. Sea o no fruto de la leyenda popular, también a él se le asocia la misa oficiada por los Reyes Católicos tras la conquista de Ronda (1485), así como antes de la toma de Marbella (1501), que se produjo sin ninguna lucha.

A pesar de que se ha intentado en varias ocasiones que el Castaño Santo de Istán se pudiera declarar como Monumento Natural, la Junta de Andalucía se ha topado en todas ellas con la oposición de sus propietarios, ya que el árbol se encuentra dentro de una finca privada.

Historias de bandoleros

Por estos parajes se refugiaron los que están considerados últimos bandoleros de la sierra de Ronda. Uno de ellos, Francisco Flores Arocha, tras un hecho fortuito e igual de desafortunado, huye al monte, emprendiendo una loca carrera que sólo se saldaría con su muerte, en uno de los muchos enfrentamientos que tuvo con la Guardia Civil, en 1934.

Los migueletes (que era el nombre con el que entonces se les conocía) dieron muerte también al último de los bandoleros de la Serranía de Ronda. Se trata de Juan Mingolla Gallardo, más conocido como Pasos Largos, y cuya historia más parece de película que real. Y, sin embargo, de muchas de sus peripecias hay pruebas fehacientes. Lo más curioso de Pasos Largos es que tras una etapa de bandolero, él mismo se entrega. Su condena a cadena perpetua (otras fuentes hablan de 90 años) acabaría con un indulto por buena conducta.

Pero, cuando Pasos Largos ya tiene más de sesenta años, vuelve a emprender la vida de bandolero, en una segunda etapa que acabaría con un memorable enfrentamiento con la Guardia Civil. Cuando lo tienen rodeado (agentes de nada menos que cinco poblaciones: Arriate, Igualeja, Serrato, El Burgo y Cuevas del Becerro), le conminan a rendirse. En caso contrario, le dicen, lo matarán. Él responde: “Pos mátenme”. Dos disparos, uno en el pecho y otro en el vientre, acaban con su vida. Pero incluso en este caso hay otras versiones, que cuentan de otra forma lo sucedido.

 

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