La historia de este poema de Gerardo Diego, que algunos autores consideran el mejor soneto de la literatura española, resulta, cuando menos, curiosa. El caso es que, antes de ser publicado en el libro Versos humanos (1925), lo dejó escrito en un lugar público: el libro de visitas de la hospedería del Monasterio de Silos (Burgos), donde había pasado la noche.
El ciprés de Silos
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
El soneto del ciprés de Silos es precioso y perfecto. Juan me lo recita algunas veces,se lo sabe de memoria.saludos.
Me gustaLe gusta a 1 persona
Estoy absolutamente de acuerdo.
Es, además, un modelo literario de primer orden.
Me gustaMe gusta